No son menos, no, los que ayudados
por un bastón caminan, o se mueven
en un sillón de ruedas; o les lleva
un lazarillo porque, ciegos, no pueden...
Ni son los que gaguean menos,
o el silencio les negó el habla,
o que la noche les sonrió eterna
y algún transplante, sirvió de nada...
Pues siempre camine doblado
con mi peso en los hombros
con todo el mundo y su materia
en naufragada barca, llegará a bordo.
La inseguridad, los complejos
y la culpa fueron para mí,
muchos impedimentos... alguien
abría la puerta allá... aquí...
Y vi también sanar mi herida
cuando al pasar comiendo cáscaras,
vi otros tras de mi aun en las sobras,
de lo que se caía, comer, sin máscara.
Ya que me he levantado, miro...
cojos de corazón, mancos de fe
con un espíritu sin alma ni siquiera,
marchito, ¡seco!, sin manos y sin pies...
No son menos, no, los que ayudados
por un bastón caminan... a veces. Los que
físicamente sanos, estamos impedidos
Con este poema se dio inicio a la Semana Nacional de los Derechos Humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario